2. ¿Llegar para qué? Para volverme a ir.
Estamos en la transputamierda, dijo Juan Miguel Álvarez mientras colgábamos de la parte de atrás del jeep. En ese momento supe cuál sería el nombre del proyecto, que ya lleva once años.
¡Gracias por leer Historias Sencillas! Este es el lugar en el que cuento con calma las historias con las que me encuentro mientras viajo. Me cuesta creer que en menos de un mes ya hay más de dos mil personas suscritas, muchas de ellas pagando. Gracias gracias gracias. Si puedes, considera hacerte suscriptor pago, tu contribución es esencial para que este proyecto sea sostenible a largo plazo. Abrazos.
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Te escribo esta carta desde la transputamierda, en un lugar al que solo se puede llegar a pie o a caballo. Un sitio con poca señal de celular entre Yopal y Orocué, Casanare, en los llanos orientales de Colombia.
Pero, ¿qué es transputamierda? Cuando empecé a recorrer el país para fotografiarlo, me encontré con realidades que no pertenecían a mi cotidianidad. Lo que vi inicialmente fue un absurdo inesperado –¿lo podemos llamar Absurdistán?–, un lugar en donde la lógica cambia de sentido, y en donde en medio del abandono, la pobreza y la falta de recursos, los habitantes de las periferias se vuelven creativos con gestos y formas que a veces causan gracia y otras veces provoca llorar de impotencia.
Transputamierda es una forma de entender que tenemos un país enorme y complejo de recorrer, pero, además, dividido en lo político y en lo emocional. Nos paramos en orillas diferentes y es complicado desde ahí generar consensos o experiencias estandarizadas para todos. No es ponerme en los zapatos de los otros, sino entender a los otros en sus zapatos, en su territorio, con sus preguntas y sus prioridades.
Juan Miguel Álvarez y yo estábamos colgando de la parte de atrás de un jeep, cuando la editora de la revista para la que trabajábamos nos llamó para averiguar cómo íbamos. ¿Dónde están?, nos preguntó. Habíamos estado reportando entre Carmen del Atrato y La Puria por esos días. Pero la respuesta de Juan Miguel fue todavía más precisa: ¡estamos en la transputamierda! En ese momento supe que Transputamierda era el nombre del proyecto.
He fotografiado todos los departamentos del país, he ido a lugares tan extraños y lejanos como El Despunte, en donde nace el cañón del Naya en el Cauca; o a Puerto Arica que es frontera entre el río Putumayo y Perú. También he ido varias veces al Amazonas, a los llanos orientales, al desierto de La Guajira y a las selvas húmedas del Chocó.
He visto cómo los habitantes de Mandé –un poblado entre Antioquia y Chocó– tienen que subir a una torre de madera para buscar una raya de señal de celular. Mandé queda lejos, muy lejos, de otros municipios. Cuando he ido me he demorado dos días a lomo de mula para llegar hasta Urrao, el municipio más cercano.
¿Te has preguntado cómo se bautizan los lugares? Por ejemplo, ¿quién le dio el nombre a Puerto Chorizo? ¿O al río Muerto, o a Las Delicias? Pasando por lugares de nombres inimaginables, me pregunto por ejemplo: ¿cómo le dicen a las personas nacidas en Aguahedionda? Estaba cerca de Aguahedionda la semana pasada –queda en el desierto de la Tatacoa–, cuando nos atascamos en la camioneta y tuvimos que caminar dos horas de noche bajo la lluvia para llegar a nuestro refugio. Es en momentos como ese cuando pienso, y ¿qué hacen los locales cuando llueve?
Mientras recorro el país con mi cámara, también me voy encontrando manjares deliciosos y extraños en los rincones más alejados, como las arepas y el friche que venden en Cuatro Caminos, entre Riohacha y el Cabo de la Vela; o los chorizos del Alto de Letras, entre Manizales y Mariquita; o el mejor viche de todo el Pacífico, el de Pascualita Quiñones en el río Cajambre, a donde se llega desde Buenaventura por el mar hacia el sur arribando a Punta Bonita, y desde allí remontando el río arriba hacia la cordillera Occidental (pero solo se puede entrar cuando está alta la marea porque en baja no hay profundidad suficiente para el bote). Una odisea, pero vale la pena por un sorbo del viche de Pascualita Quiñones.
Aunque si tuviera que recomendar uno solo, para mí el mejor restaurante queda en Nariño. Se llega desde Tumaco, entrando una hora por carretera sobre la vía que conduce a Pasto, desviándose a mano derecha entre Pulgande y El Gualtal, y siguiendo una destapada por 20 minutos hasta un lugar que se llama El Playón, en la costa del río Mira. Allí un grupo de mujeres montan sus puestos de comida tempranísimo, desde las cuatro de la mañana. Tienen la mejor sazón y una variedad de productos y de sabores incomparables. ¿Qué sirven allí? Pues lo mejor de lo mejor. Lo más selecto del mar Pacífico (pesca y mariscos), la pesca de los ríos Mira, Nulpe y Mataje; de ceba ofrecen vaca, cerdo, pollo y gallina y, además, de la selva traen lapa, guagua, gurre, borugo y otros manjares inesperados. Sin duda la mayor variedad, cocinada con la sazón maravillosa de estas mujeres que han aprendido las artes culinarias heredadas por generaciones. Estuve allí desayunando con Sinar Alvarado hace unos años.
Antes de seguir tengo una pregunta para ti, ¿cuál es el mejor restaurante / puesto de comida de las carreteras colombianas o latinoamericanas? Recibo recomendaciones en los comentarios para mis próximos viajes.
Transputamierda es una forma de hacer contable la periferia, el abandono, la creatividad y la resiliencia.
Transputamierda es una mamá con cuatro niños en una moto para llevarlos a la escuela, es una jeringa convertida en suiche para la luz, o una botella plástica como tanque de combustible de una moto, es una mujer que se levanta en pijama rosada a pescar algo para el desayuno.
Transputamierda es mucha bota pantanera, mula, bote y trocha entre las montañas, es mi hotel favorito de mil estrellas, la hamaca colgada entre la selva, amanecer en el frío de la madrugada con el sonido de las aves que despiertan en algarabía, es encontrar la recursividad de los colombianos como una forma de sobrellevar la precariedad.
Este proyecto ha estado expuesto en Brasil en el festival Valongo con la curaduría de Horacio Fernandez, también en el premio Gabo en 2017 y en el Museo de Antioquia en 2023 con la curaduría de Camilo Castaño.
Transputamierda se convertirá en un libro, pero todavía no. En el próximo newsletter de Historias Sencillas te contaré sobre el libro en el que he estado trabajando y que publicaré pronto. [Si no te has suscrito, hazlo para recibir el próximo envío]
Todas las fotografías son hechas con el teléfono porque quiero dotar el proyecto del concepto de movilidad y también para hablar un poco de la fotografía al alcance de todos. Las fotos están alojadas en mi cuenta de Ig: @historiassencillas
Mis recomendaciones en este newsletter
Una película
Los colores de la montaña, dirigida por Carlos Arbeláez en 2010. Un retrato doloroso de la ruralidad colombiana, a veces más cerca de la realidad de lo que quisiéramos ver.
Tres fotógrafos
Esta vez no quiero recomendar uno sino tres fotógrafos jóvenes que viven y documentan Colombia desde lugares menos centrales: Ever Mercado, de Buenaventura; Jeison Riascos –más conocido como El Murcy–, de Quibdó; y Lismari Machado, una joven mujer indigena Wayuu de la Guajira que ha documentado extensamente su comunidad.
Un libro
Cartas a Antonia, de Alfredo Molano. Aunque recomiendo leer todo lo que escribió, este último libro de Molano es una buena forma de aproximarse a su obra. Molano fue un gran cronista y tremendo caminante, conocedor de la geografía nacional. Este libro cuenta de forma dulce su vida y las trochas debajo de sus botas.
Nuevo articulo en The New York Times
Justo ayer publiqué un nuevo artículo (texto y fotografías) en The New York Times. Es sobre el auge del avistamiento de aves en Colombia. Son fotos que tomé en la reserva Mundos Paralelos en Támesis, Antioquia, y en La Sebastiana, en Envigado. Pasen y lean.
¡Gracias de nuevo por ser parte de Historias Sencillas!
Hasta pronto.
Federico.
En cuanto a la pregunta que haces de recomendar algún restaurante en las carreteras colombianas.... pues no es un lugar en específico, es un pueblito que queda en la carretera que va de Pasto a Ipiales, se llama El Pedregal.. allí encontrarás varios restaurantes donde venden Arepuelas.. ¡son manjar de dioses! jejje acompañadas con tinto, ¡Yumm! No es algo exótico, pero son deliciosas.. apenas para amenizar el viaje.
Un abrazo
¡Es un deleite escucharte! La primera vez que lei el hashtag 'Transputamierda' me impactó y conecté de inmediato con todo eso tan fuerte que se vive en este país y pensaba que qué palabra más acertada para retratar esas realidades que nos muestras a través de tus fotos. ¡¡Gracias!! <3
¡¡Esperando el próximo newsletter con ansias!! :)